El 5 de septiembre del 2003, David Blain, el mago estadounidense, fue introducido en una urna de plástico transparente suspendida sobre el río Támesis para pasar 44 días sin comer. Aplaudido y abucheado por miles de personas y visitado constantemente todos los días que pasó encerrado, finalizó la prueba debilitado y con la salud mermada. David Blaine es un aficionado a los golpes de efecto. Permaneció 35 horas sin comer ni beber encima de un poste en mayo de 2002 y cerca de 62 horas encogido en un bloque de hielo en noviembre de 2000.
El hambre es una de las pulsiones más importantes del ser humano. Esta necesidad se ve directamente relacionada con la salud, y sus extremos son peligrosos, el primero por la desnutrición y el segundo por la obesidad. Luchar contra el hambre es también luchar contra lo que nosotros somos, contra nuestros instintos más básicos, que al principio son duros y peleadores, pero mientras la debilidad va entrando al organismo, el cuerpo deja de luchar y cada vez es más sencillo resistirlo, y también luchar contra ella.
Hay un cuento de Kafka que se llama “El artista del hambre”. Cuenta la historia de un hombre que fue el mayor ayunador en la época en que se realizaban grandes exhibiciones y se llenaban salas enteras para este espectáculo. Este hombre disfrutaba con estas pruebas, incluso protestaba contra la regla que la prueba durara sólo 40 días, no para cuidar al artista sino para evitar el cansancio del público.
Sólo él sabía - sólo él y ninguno de sus adeptos- qué fácil cosa era el ayuno. Era la cosa más fácil del mundo. Verdad que no lo ocultaba, pero no le creían; en el caso más favorable, le tomaban por modesto, pero, en general. le juzgaban un reclamista, o un vil farsante para quien el ayuno era cosa fácil porque sabía la manera de hacerlo fácil y que tenía, además, el cinismo de dejarlo entrever. Franz Kafka.
La navidad de 1977 en La Paz, Bolivia, cuatro mujeres mineras y sus veinte hijos iniciaron una huelga de hambre en contra de la dictadura de Hugo Banzer Suarez. La primera persona que se les unió fue el sacerdote español Luis Espinal. En catorce días se les sumaron a la huelga mil quinientas personas. - Estamos informando. - dijeron las mujeres. Veintitrés días después del inicio de la huelga de hambre, las calles de las distintas ciudades de Bolivia fueron invadidas por la gente. El gobierno de Banzer cayó sin remedio (para dar paso a varias dictaduras posteriores).
El hambre auto-impuesta es una de las formas de revolución pacífica que más fuerza ha tenido a lo largo de los años. No se ataca al gobierno, no se intenta romper muros o incendiar palacios, la huelga de hambre atenta contra la vida de uno mismo. Se hecha en cara el sufrimiento explícito de uno. Es un acto público, como recitar una proclama o escribir un artículo, sólo que con este es muy difícil quedarse callado.
Gandhi realizó 17 huelgas de hambre. El primero duró 4 días, en Ahmedabah, India. El 31 de agosto, a los 78 años, Gandhi inicia otra huelga de hambre hasta que Calcutta reencuentre la paz. Volverá a ayunar por última vez del 13 al 18 de enero de 1948, en la capital de la India, Nueva Delhi, otra vez con éxito, éxito que fue causa de su asesinato doce días después.
En el cuento de Kafka un día el interés por los ayunadores decae. Ya nadie asiste a sus espectáculos y el personaje, que no sabes hacer nada más, tiene que buscar refugio en un circo donde lo colocan en una jaula como exhibición secundaria. Con el paso del tiempo se olvidarán de él, olvidarán contar cuantos días está en huelga de hambre, incluso él mismo lo olvidará. Un día lo enterrarán aun en semi-vida junto a un montón de paja podrida sobre la que dormía. En su lugar lo reemplazan con una hermosa y hambrienta pantera negra.
La huelga de hambre sigue siendo una forma de revolución pacífica, cada vez más común. La huelga de hambre que antes podía derrumbar un gobierno o traer la paz a un país ahora se convierte más en una amenaza, cuando no en un espectáculo. Estamos acostumbrados a escuchar que han comenzado una huelga de hambre en la prisión de la habana o en la cárcel de Sant Andrew, y tristemente los gobernantes también lo están. Ahora esperan. Si el asunto llega a los medios dan la cara, sino prefieren colocar al revolucionario en una camilla y conectarlo a un suero.
Al final lo que contaba Kafka como una ensoñación prohibida, al igual que la del hombre convertido en un escarabajo o de la muralla infinita, ha ocurrido. El hambre se ha convertido en un espectáculo mediático.
Pero el hambre es otra cuestión, lo que unos hacen por revolución o por show mediático otros hacen por necesidad. Domitila Chungara, una de las mujeres en la huelga en Bolivia dijo en esa ocasión - Allá en la mina, huelga de hambre siempre hay. Nomás nacer y ya empieza la huelga de hambre. -. Otros deciden forzar el destino que se les ha impuesto en contenedores asfixiantes, embarcaciones frágiles por el mediterráneo, travesías del desierto o carreras en las que se debe derrotar a las camionetas de doble tracción de la patrulla fronteriza. La huelga de hambre en esa situación no significa nada más que la propia supervivencia.
Fuente:
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